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Operación Masacre es el nombre de la primera obra de «ficción periodística» o novela testimonio (1957) de Rodolfo Walsh, el relato novelado de un hecho real. Se adelantó nueve años a A sangre fría de Truman Capote, el libro a menudo citado como iniciador de este género. La novela desnuda la trama oculta de lo sucedido en los llamados «fusilamientos de José León Suárez». En 1972, fue llevada al cine.

Resumen

En 1956 un contra-golpe militar de inspiración política peronista contra la dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora fracasa, y en un terreno descampado de José León Suárez, Provincia de Buenos Aires, Argentina, son fusilados cinco civiles sospechados de estar en el alzamiento. A casi seis meses del hecho, alguien le dice a Walsh: «Hay un fusilado que vive». En el curso de los meses siguientes descubre que hay más de uno: hay siete sobrevivientes de ese matadero. Y los contacta uno a uno, mientras reconstruye los hechos y acumula, en forma clandestina, la categórica evidencia que se convertirá en Operación Masacre.

Con la publicación del libro en 1957, Walsh no dio por terminada la investigación. En las sucesivas ediciones fue incorporando nuevos elementos y variando su reflexión final sobre los hechos, a medida que variaba su concepción sobre el sistema que regía a la Argentina. Los fusilamientos quedaron impunes. Operación Masacre, sin embargo, cumple su cometido histórico: pulveriza la versión oficial de los hechos y ofrece para el futuro un valorable ejemplo.

Estructura externa

La obra se divide en:

  • Prólogo: cuenta cómo se entera de la existencia de los sobrevivientes y los primeros pasos de la investigación
  • Primera parte: LAS PERSONAS: presentación de los personajes que serán fusilados y su entorno.
  • Segunda parte: LOS HECHOS: narra cómo se llevaron a cada uno de los hombres del departamento, el traslado a la Unidad regional de San Martín, el traslado al lugar de fusilamiento, las conversaciones entre los presos y sus sentimientos, el fusilamiento propiamente dicho y el modo en que se salvaron los que pudieron lograrlo.
  • Tercera parte: LA EVIDENCIA: reproducción del expediente formado por la denuncia de Livraga, las declaraciones de los implicados, víctimas y victimarios y el fallo final.
  • Apéndice: habla sobre la filmación de la película Operación masacre.
  • Secuencia final: especie de alegato final en la que participan el pueblo, los fusilados, políticos y diferentes personalidades con hondo contenido social y emocional.

Cada capítulo, a su vez, se divide en secciones. La primera parte del 1 al 13; la segunda del 14 al 31 y la tercera del 32 al 37, cada una de ellas con título.

La primera edición de este libro fue hecha en 1957. En 1964, editorial Continental realiza una edición en la que se incluye el expediente Livraga. La edición analizada corresponde a Ediciones de la Flor y es la décima novena de febrero de 1994. Consta de 204 páginas. En 2011 la misma editorial publicó, en edición definitiva, este clásico de la literatura política argentina incluyendo comentarios de Osvaldo Bayer.

La Historia

A las 23:30 del 9 de junio de 1956, la policía de la Provincia de Buenos Aires allana una casa en la localidad de Florida y detiene a un grupo de civiles que suponen implicados en la rebelión militar del general Juan José Valle contra el gobierno de facto del general Pedro Eugenio Aramburu. En la madrugada del día siguiente, aproximadamente seis horas después, esas personas son fusiladas en un basural de José León Suárez, en cumplimiento de la ley marcial que se promulga y difunde por radio después que fueran arrestados. El saldo: cinco asesinados. Sus nombres: Nicolás Carranza, Francisco Garibotti, Carlos Alberto Lizaso, Mario Brión y Vicente Damían Rodríguez. Cinco hombres que dejarán -entre hijos, viudas y familiares- dieciséis deudos.

Para contar las vidas y los últimos pasos de los protagonistas, narrar lo sucedido la noche de los asesinatos y mostrar el expediente judicial que se genera posteriormente, el autor elegirá una forma llana de escritura con un certero equilibrio entre lo novelado y lo testimonial. Se sabrán detalles íntimos: algunos intuidos, otros obsesivamente buscados.

La tensión subirá y el ritmo de la novela irá pasando cada vez más rápido. Utiliza sencillos recursos: datos sutiles para afirmar la veracidad de lo narrado y la investigación en la sensación que, seguramente, tuvieron esos hombres. Así, la matanza será reconstruida, más que nada, con los últimos diálogos y pensamientos de los hombres.

De los que sobreviven, quizá el relato más estremecedor es el que protagoniza Di Chiano. Luego del tiroteo, el hombre ha quedado ileso. Tirado boca abajo en el piso, comprende que están rematando a los caídos y que ahora le toca a él.

No los ve pero sabe que le apuntan a la nuca. Esperan un movimiento. Tal vez ni eso. Tal vez le tiren lo mismo. Tal vez les extrañe justamente que no se mueva. Tal vez descubran lo que es evidente, que no está herido, que de ninguna parte le brota sangre. Una náusea espantosa le surge del estómago. Alcanza a estrangularla en los labios. Quisiera gritar. Una parte de su cuerpo -las muñecas apoyadas como palancas en el suelo, las rodillas, las puntas de los pies- quisiera escapar enloquecida. Otra -la cabeza, la nuca- le repite: no moverse, no respirar.
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El tiro de gracia nunca llegará y Don Horacio habrá nacido de nuevo. A Livraga le perforan la cara de un balazo, lo tiran herido en la comisaría de San Martín (Buenos Aires) y luego lo pasan a la cárcel de Olmos, donde estará dos meses junto a Giunta, que antes había sido sometido a tortura psicológica. Mucho más tiempo estará Díaz en la misma prisión. Gavino, Benavídez y Julio Troxler (asesinado por la Triple A el 20 de septiembre de 1974) se exiliarán en Bolivia.

Repercusiones

Las certezas de esa noche provienen de la investigación que realizó Walsh. En el libro esta todo: nombres, fechas, horas, situaciones, que muestran la dimensión del trabajo que construyó. De hecho, la única investigación judicial que se realizó por la denuncia de Juan Carlos Livraga no prosperó: el juez castrense no encontró delitos en el accionar de ningún funcionario policial.

Cuando los asesinatos ocurrieron, los diarios importantes del país no registraron nada. No fue sino hasta el 23 de diciembre de 1956, en que Leónidas Barletta publicó en su periódico Propósitos la denuncia del sobreviviente. Hoy se sabe que esa iniciativa fue de Walsh:

Esta es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano, pero que después se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi ni enterarse.
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Al final y desde el 15 de enero y hasta el 30 de marzo de 1957, el autor publicó una serie de notas en el periódico Revolución Nacional. Después, del 27 de mayo al 29 de junio del mismo año, publicó nueve artículos más en la revista Mayoría de los hermanos Tulio José Jacovella y Bruno Cayetano Jacovella. Walsh se presenta en el Estudio Ramos Mejía, donde funcionaba el semanario Azul y Blanco, y pide hablar con el dirigente nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo, quien era director de esa publicación, y es así que la primera edición del libro aparecerá unos meses después en Ediciones Sigla, que era sostenida por Jorge Ramos Mejía y propiedad de Sánchez Sorondo, con el título: Operación Masacre: un proceso que no ha sido clausurado.

En rigor, no hay que decir que las desmentidas, réplicas, apéndices y corolarios se extendieron hasta abril de 1958 y que, técnicamente, la obra, tal y como se conoce hoy, le llevó al periodista cerca de quince años de trabajo, ya que en 1972 efectúa la última corrección a la que sería la cuarta edición del libro. Plantilla:Libros de Novelas

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