Sidi, mi señor es una novela histórica, escrita por José Vilaseca Haro en 2010 y ganadora del VIII Certamen de novela histórica Ciudad de Valeria en 2012. Fue publicada por la Editorial Alfonsípolis en agosto de 2012. Se presentó en la inauguración de las Jornadas Romanas de Valeria (Provincia de Cuenca) el 14 de agosto de 2012
Trama[]
Año 1099. Tras la Primera Cruzada, huyendo de los terribles recuerdos que le provoca la sangrienta campaña en Oriente, el caballero Domingo López de Haro regresa al hogar, en tierras de Aragón, buscando el descanso y la redención. Allí recibe la misión de custodiar a la princesa Salma, hija del caíd musulmán de Barbastro, y llevarla consigo a la inquieta plaza de Cullera, al sur de Valencia. Dos mundos opuesto, dos visiones de una misma realidad cuyo mutuo conocimiento, entre conquistas, algarabías e intrigas palaciegas, les hará comprender lo mucho que diferencia, y también lo mucho que une, a los reinos moros y cristianos.
Análisis de la obra[]
Sidi, mi señor es una novela histórica de corte clásico, con algunas licencias de tipo fantástico pero sin que supongan un lastre a la fidelidad del texto con los hechos que realmente sucedieron en el espacio de tiempo donde está ambientada la obra.
La novela nos permite contemplar un fresco de la Baja Edad Media tanto desde el prisma más conocido, el cristiano, como el desconocido, el musulmán. A lo largo del texto, Sidi, mi señor se deja contagiar por otros géneros: Desde el relato costumbrista a la épica clásica, pasando por el romance más ligero hasta el extremo de llegar al más estremecedor cuento de terror.
Estilo[]
Sidi, mi señor es un libro que crece con los personajes. Narrado con un estilo narrativo intradiegético (primera persona), pero desde dos perspectivas distintas y en capítulos alternos, en una trama que avanza desde dos subjetividades, al comienzo muy enfrentadas, pero que van aproximándose hasta llegar a coincidir.
Como en la primera novela del autor, Padre Muerte, los capítulos se caracterizan por su breve extensión, su concreción, alejándose de un tratamiento excesivamente realista y descriptivo tanto de lugares como de sucesos, pero sí ofreciendo espacios para la introspección de los personajes, cuyo mundo interior se revela tan interesante como aquello que les rodea.